Bocanada

Trastabilla el ojo en una sombra mezquina
Un rezo ciego se ejecutó sobre las rodillas de una señora
Pedazos de tiza se agolpan en los recuerdos, ahora todos usan plumones
Aún espero de regalo un libro de Borges, que bueno que también se llamó Jorge.

Una mezcolanza de palabras me sujeta el cerebro
Ya tiene bastante tiempo soñando despierto
Parpadea cada vez que duermo como delfín
Tiritando de calor, el frío se aleja corriendo del día.

Soy incoherente, bohemio, latente
Estoy esguinzado en una esquina oblicua
Mi botella vacía me indica que la sed crece más rápido que yo
No puedo dar bocanadas, ya no fumo. Tanto mejor.

Mi oficina es mi pequeña celda sagrada
Me aisla del mundo, de las voces, las mentes cuajadas, estancas aguas servidas,
Cuyos grifos pululan en las tontas pantallas
Y ahí se va la plata, la puta plata, el papel moneda, donde quizás muchos otros podrían escribir poemas.

Enseñemos a leer en los billetes, y seremos menos egoístas.