Monday, March 19, 2007

Libertad de prensa, no para mentir

Los medios de comunicación, ya sea TV, Radio o Prensa escrita, tienen tres posibilidades para su existencia según el régimen de propiedad de los mismos-. Las dos menos democráticas; un monopolio en manos del Estado, o un oligopolio ideológico y privado. La tercera, e ideal, un régimen con diversos medios y propietarios independientes, entre ellos, el Estado.
Latinoamérica, al parecer, aún se debate entre las dos primeras opciones. En algunos casos, existe alta concentración de los medios en manos de pocos privados en oligopolios comunicacionales; en otros, hay constantes llamados de atención por parte de los gobiernos de turno, que se traducen en amenazas de estatización o cierre de algunos medios.
Ninguno de estos dos regímenes de propiedad garantiza un manejo responsable, transparente y veraz, de la información que se entrega a la ciudadanía. En ambos casos, existe alta probabilidad de mal manejo de ésta.
Debido a la concentración de la propiedad de los medios de comunicación en algunos casos; y la pugna constante por el monopolio de la información entre privados y Estado en otros, el uso de ésta se tiende a utilizar como un instrumento político, ya sea para ejercer oposición o propaganda a favor del gobierno de turno desde los medios mismos.
Como agentes socializadores, con la facultad de crear y generar valores, creencias, hábitos, opinión y conductas en los distintos estamentos de la sociedad, los medios pueden ejercer influencia en pro de su cohesión o en contra de ésta. Aquí radica la responsabilidad social de los medios, que se rompe con el mal uso de la información.
Las polémicas surgidas en Venezuela, Bolivia y Chile muestran los dos extremos de ésta situación en forma ejemplar.
Chávez y Morales son frecuentemente acusados de amenazar la libertad de prensa o de querer nacionalizar, cerrar o revocar licencias de medios de comunicación, por considerar que desinforman a la ciudadanía.
Lo que ocurre en estos casos es que los medios opositores, se dedican esencialmente a desinformar a la ciudadanía, con el claro objetivo de generar desorden en las percepciones con respecto al gobierno de turno; y los medios favorables, también desinforman, al dedicarse a la propaganda. En este sentido, se entra en un círculo vicioso de la información.
La pugna entre los gobiernos y los medios, hacen que la información pierda su “pureza” y quede supeditada a la guerra de información, hecha en base a lo que le conviene a las líneas editoriales del gobierno o el medio privado.
Así, los medios denuncian amenazas a la libertad de prensa por parte del gobierno, y simultáneamente éstos últimos denuncian faltas a la verdad e irresponsabilidad en el uso de la información.
En este sentido, ambos se autocensuran, cambian la información y la estratifican, en pro de sus intereses particulares, esencialmente políticos y económicos.
En el caso de Chile, el Gobierno es cuestionado por diversos medios, por ejercer presiones, desde Cancillería, para que Televisión Nacional –el canal estatal, pero autónomo del Estado- no emita una serie donde se narra la historia de la guerra del Pacífico, que podría generar polémica con Perú. Se rompió la independencia e imparcialidad en los contenidos programáticos, pretendida en la Ley 19.132 de 1992, pero también la división entre el medio privado, el estatal, y el independiente.
En todos los casos, existe censura, presión, amenaza o intervención, independiente del régimen de propiedad que exista. Se halla un uso tendencioso de la información, que divide a quienes deben ser informados con la “verdad” y quienes deben ser informados con cualquier cosa.
Tanto los gobiernos, como los medios mismos, recurren a la censura y la presión para entregar la información que les conviene.
Así, mientras los sectores más cultos reciben información precisa y contingente, referente al acontecer de sus países, los sectores menos preparados o ilustrados son alienados con información desvirtuada o inconsistente, que no tiene ninguna incidencia en la toma de decisiones políticas o económicas.
El rol de los medios como mediadores entre la realidad y los ciudadanos se ve debilitado por esta lógica politizada de la información, que desvirtúa la esencia de ella y por lo tanto, la convierte en un medio de control y no en un elemento de decisión para la ciudadanía. Peor aún, deja a la sociedad civil en un fuego cruzado entre sus gobiernos y los medios, los pensando ¿A quién creerle?

3 comments:

Verónica said...

Vaya, tremendo temita el que posteas.

A ver: a estas alturas, no sé si exista la Libertad de Prensa como algo "uniforme" a todos los medios, o si existe la Libertad de Prensa en particular para cada medio dentro de su linea editorial.

Quizás el tema es como para irse un poco en "la volada". Es que creo que para exista una libertad de prensa plena, primero se tiene que llegar a la objetividad informativa (bueno, dicen que la objetividad no existe, sino que existen los argumentos para respaldar una información).

En el caso de las noticias "puras" (Periodismo netamente Informativo) podemos conseguir cierta objetividad (y, por ende, libertad al informar, presentando todas las aristas) ocupando la basureada Pirámide Informativa. Muchos la critican, pero creo que es la única forma que tienen los medios de abstraerse del tema y presentarlo como algo neutral.

Yo creo que la Libertad de Prensa va a existir cuando los medios (que necesitan de sus clientes, obvio, sino no existen y, por ende, profesiones como la nuestra morirían) dictaminen sus principios y los hagan valer, aunque eso les signifique, de cuando en vez, perder un poco de plata. Sé que es una utopía, pero no veo otra solución.


Buen tema. Perdón por alargarme,

besos.

Verónica said...

Me equivoqué (es que escribí un poco rápico, jajaja) Quise decir Pirámide Invertida. Y le cambié el nombre por "Informativa", jajaja. Fue la emoción.

Cariños.

Mario said...

Mas que para no mentir, creo que la libertad tampoco debe abusar... en todo caso voy por la idea de que hayan canales de expresion.
Ahora le escribo no para dar mi opinion, sino para que hurguetee y revise una noticia referida a una nueva "norma administrativa" en la Corte Suprema y de Apelaciones (si no me equivoco en lo último) en que, los periodistas no pueden abordar a los ministros de corte, y si desean conversar con ellos, se debe pedir una audiencia, tal como lo hacian los vasallos en la época del Rey Sol... ¿que me decí?.
Un abrazo