El último segundo

La conciencia establece el tiempo y el espacio,
la naturaleza transforma los cuerpos, los comprime a su antojo.
El paso del tiempo es indefectible, inevitable...
El calendario cambia, pero afuera el Sol sigue iluminando fuerte como hace mil años y quizás incluso llueva.
Hace 8 años muchos pensaron que era el fin del mundo,
Hoy esos mismos llenan las tiendas, comprando como si el mundo se acabara realmente.
El éxtasis se convierte en plástico y el mundo avanza ¿Hacia dónde? ¿Avanza?
Quedan pocas horas para que simbólicamente todo cambie y materialmente siga igual.
Un día más y de vuelta al trabajo, los choques, los robos, los políticos, que al parecer son sinónimos.
La pobreza escondida tras muros grafiteados, que construyen aquellos que se juran liberales y que pintan otros que se juran libres.
El mundo es redondo, pero esta chato...como los casquetes de las balas, como las lenguas partidas de los mentirosos.
El año comienza, pasa y termina y la vida sigue, muere, comienza de nuevo, y los años van y vienen como el oleaje zigzagueante del mar.
Año nuevo, simbólicamente nuevo. Sería ideal que con él se fueran las deudas, las enfermedades, las traiciones, los dolores, los malos recuerdos, el pensamiento negativo, visitante como el Halley, de los poetas anónimos como el que escribe éstas necedades.
El nuevo año, debería ser el nuevo calendario, porque todo lo demás parece seguir igual...
Pero tengo fe...fe en que este mundo, simbólicamente construido, cambia, porque la mente, y el espíritu cambian simbólicamente en cada ritual, y eso constituye nuestra realidad profunda...
Que el venga el nuevo año simbólico y desestructure todas las bases del orden imperante, psicológico y material, que se transforme el mundo en algo nuevo y mejor...
Por lo menos, cada año nuevo nos creer en aquello...