Wednesday, November 28, 2007

Oficio Ideal

El despertador del celular suena cerca de las 7 am. En las ventanas la humedad se resbala por los vidrios. La lluvia nocturna ya cesó y los primeros rayos del sol de julio se asoman débiles.
Enciendo la TV, para seguir viendo la terrible evolución de nuestras vidas, leo unas hojas sueltas sobre una mesa, quizás algún sueño extraño, embrión de libro, transcrito al papel.
Me levanto, sin abrigarme, y me dirijo a la cocina. Tengo hambre y prepararé quaker con leche. Simultáneamente enciendo el notebook. Deambulo por el departamento varios minutos sin sentido, mirando por cada ventana empañada. Miro cada cuadro pintado por mi esposa, que ya se fue al trabajo, ubicado a dos cuadras, con sus maquetas y planos.
La leche hierve más de la cuenta, hasta rebalsarse. Mejor tomo un café.
Me siento en la mesa frente al notebook, pensando, abstraído al máximo de mi capacidad de introspección. Buscando un planteamiento en extremo complejo, filosófico, inteligente.
De pronto, las noticias me dan nuevas ideas para las 20 páginas ya escritas...hablar de la vida que uno también vive es más fácil que imaginar la de Platón.
Jorge Gómez-Arismendi

Thursday, November 22, 2007

Un segundo

Ventanales crepúsculos se ciernen en la noche cautiva, petulante y hermosa.
Acaecidos los tiempos innecesarios para revelarse los pliegues suaves de un contorno sombrío, las estrellas se asoman como destellos de vida.
Mi ojo cabizbajo mira desde la línea del horizonte, buscando al Sol que desaparece como el ojo de un cíclope al dormir.
El hervidor eléctrico termina su tarea monótona y a lo lejos se escuchan sirenas cantando desenfrenadamente a la muerte.
La ciudad está hervida en su propio asfalto, derretido como los cerebros de algunos indecentes instruidos ignorantes.

Puse un pie en el anden y otro en el infinito, y esa dualidad me hace estar vivo, alerta, atento a mis circunstancias. ¿Cuán lejos llegan los sueños despiertos?
Un salto al infinito, puede ser confundido con suicidio, con locura, nadie lo sabe, sólo el que pasa esa frontera.
Un viejo tren agoniza por la artritis de sus rieles, y otros por sus pesares terrenales.

Perdido en la montaña se puede ver más cerca el alma.

Monday, November 05, 2007

Consumidores de Salud, exijan respeto

*Esta carta fue enviada el día 2 de noviembre debido a la mala atención que recibió mi señora en la consulta del doctor Marcelo Pradenas.
La reflexión que puedo sacar, es que en cuanto a la atención de salud privada en Chile, aún existen vacíos para proteger a los pacientes (consumidores a éstas alturas), no hay formas para reclamar, exigir, ni nada.
Tampoco existe la cultura de la buena atención en todo sentido y dimensiones, porque quizás el médico es amable, pero la secretaria atiende tan mal, que el paciente termina estresado.
La lógica del mercado y la libre competencia es funesta en estos casos, porque hablamos de la vida de personas, y eso es más frágil que un tarro de arvejas.
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Doctor
Marcelo Pradenas
Presente

Considerando su carácter de médico, cuyo primer deber es proteger la dignidad y respeto de sus pacientes, me es necesario manifestarle mi más profunda molestia, ante la vulgar, poco criteriosa y desconsiderada forma de atender de su secretaria, la cual el día 2 de noviembre del presente, atendió de forma descortés, inadecuada y poco respetuosa a mi esposa (que tiene 32 semanas de embarazo), mediante un trato que no se condice con el respeto y los derechos –que supongo usted conoce- que merece no sólo un paciente, sino toda persona.

Para su conocimiento, mi esposa tenía cita para las 16 horas de ese día, y considerando que siempre ha tenido que esperar una hora, e incluso más para ser atendida, llegó cerca de las 16:30 horas, momento en el cual su secretaria le informó que usted no podía atenderla, puesto que tenía una cirugía.
Un mínimo de consideración y respeto, habría sido avisarle por teléfono de ésta situación para que ella no tuviera que haber asistido innecesariamente a la hora de consulta fijada.

Ante está situación, mi esposa le solicitó poder esperarme dentro de la consulta –pues yo iba en camino a ésta-, ante lo cual su secretaria, de forma irrespetuosa y poco hospitalaria no accedió, cerrándole la puerta y diciéndole que debía hacer abandono de la consulta para hacer aseo en ésta.

Al parecer su secretaria, cree erróneamente que el ser secretaria de un facultativo, le da derecho para tratar a los pacientes de forma humillante, prepotente y sumamente poco educada. Dicha situación es inadmisible, considerando que se está pagando por sus servicios médicos, lo que implica no sólo el derecho a ser bien atendido por usted, sino también por el resto de las personas que trabajan con usted, más aún si se trata de una atención médica.