La falta de respeto Occidental y la libertad de expresión

La publicación de 12 caricaturas del profeta Mahoma en el diario danés Jyllands-Posten, el 30 de septiembre de 2005, ha generado una seguidilla de actos de protesta no sólo en medio Oriente sino también en el Asia, específicamente en Indonesia, que reflejan la magnitud de una molestia que va más allá de los fundamentalismos islámicos y la falta de respeto Occidental ante otras culturas.
La ofensa escudada en la libertad de expresión, porque es eso, ha penetrado en todo el mundo del Islam, una de las más importantes religiones monoteístas del planeta, con cerca de 1.300 millones de fieles.
Según el editor del semanario danés, el objetivo de las caricaturas era comprobar si existía la autocensura en Dinamarca, probar hasta donde puede llegar la libertad de expresión, “para ver si los ilustradores se atrevían a dibujar a Mahoma”.
Sí consideramos que en algunas interpretaciones del Islam, se considera impropio e incluso prohibido retratar al profeta Mahoma, las consideraciones negativas que podrían derivar y generarse a partir de unas caricaturas eran sabidas y probables.
Lo que ahora ha ocurrido no es más que la falta de consideración y respeto ante estas interpretaciones, que han generado una reacción en cadena que aún no termina.
Una de las caricaturas más polémicas de las publicadas –existen otras aún más ofensivas- es una en que Mahoma lleva una bomba en el turbante. Una clara y errada alusión al Islam y el terrorismo.
Según el editor jefe del Jyllands-Posten, Carsten Juste, es necesario plantear preguntas como “¿Hasta que punto contribuye el Islam por sí mismo a la creación de terroristas? ¿Crea el Islam a sus propios terroristas?".
Pero ¿Por qué pensar esa relación entre el profeta, la violencia y el Terrorismo? ¿Acaso el mundo cristiano-católico no ha generado terroristas de orden religioso durante su historia? ¿Acaso el cristianismo no fue un grupo terrorista durante la época romana?
Más aún, considerando la actual existencia de grupos radicales islámicos y la situación de tensión con estos ¿Por qué dibujar a Mahoma y no a Cristo, por ejemplo? ¿Por qué no dibujar a algún santo occidental como Pedro o Escrivá de Balaguer? La provocación y la posibilidad de censura y amenazas habría sido similar, no hay duda.
Ante la publicación, las reacciones no tardaron en surgir y el 19 de octubre del 2005, 11 embajadores de países musulmanes solicitaron una reunión con el primer ministro danés a fin de promover la intervención estatal en contra del Jyllands-Posten. El gobierno danés no consideró estas peticiones y las desvíos aduciendo a que ese era un problema que competía a los tribunales de justicia.
Grave error, pues no se estaba ofendiendo a una nación especifica, sino que a una religión completa, a sus bases primordiales. Es como si pusiéramos al Papa, regordete y lleno de joyas y oro, rodeado de niños hambrientos. Sería ofensivo.
Con justa razón, el 29 de diciembre de 2005, los ministros exteriores de la Liga Árabe criticaron al primer ministro danés por su mala gestión en el caso. Peor, aún, y continuando con la provocación el primer ministro danés se dirige a la nación en su discurso de año nuevo, subrayando la importancia de la libertad de expresión, la libertad religiosa y el respeto mutuo.
Sin embargo, el derecho a la libre expresión implica no sólo asumir los costos que implica ejercerla, sino también una responsabilidad previa que considere formas respetuosas de hacerla efectiva, sin pasar a llevar creencias y concepciones de mundo. Porque la libertad de expresión no es sinónimo de decir cualquier cosa, sin fundamentos, sin responsabilidad, sin sentido. La libertad de expresión exige conciencia, conocimiento e inteligencia.
En este caso, apelando a la libertad de expresión se ha hecho una afrenta a la fe de muchos ciudadanos, porque el tema del Terrorismo pasó a segundo plano, y la burla cayó directamente sobre la religión islámica. Vincular al profeta Mahoma con las bombas es vincular, erróneamente, las doctrinas del Islam con la violencia y el Terrorismo.
La falta de respeto occidental –puesto que otros medios de Europa han seguido publicando las caricaturas, a pesar de los disturbios y quejas provenientes del mundo del Islam, en una clara provocación – se ha hecho clara en está situación que puede darle fuerza al discurso fundamentalista y expandir hacía grupos moderados la molestia con Occidente.