Butterfly effect

En menos de 48 horas ya he visto dos veces el Efecto Mariposa y me sigue impactando, sobre todo su final, (muy bien elegida la canción Stop crying your heart out) generando múltiples emociones, cuestionamientos, preguntas y recuerdos.
¿Nuestras vidas están trazadas rígidamente desde un principio? ¿Qué va alterando nuestros destinos? ¿La gente que conocemos, es por algo? ¿Qué hubiera pasado si mis padres no se conocen?
También he recordado a personas que existieron en mi vida, algunas sólo por segundos, por minutos, pero que sin embargo recuerdo.
Como aquella niña -cuyo nombre nunca sabré- que me sacó a bailar cuando yo tenía 6 años, en una ramada en la ciudad de Villa Alemana. Según mi madre, ella tenía 7 u 8 años. Aquella vez yo le dije que no. Nunca más la vi. Pero la recuerdo. ¿Y si hubiera aceptado bailar con ella? ¿Qué será de ella hoy? ¿Estará viva, casada, soltera? ¿Cuál fue su destino y cómo habría sido el mío si hubiéramos bailado?
Otro recuerdo que afloró es el de un hecho que siempre rememoro, aquel que ocurrió una noche de año nuevo, en que viajando con mi familia, nos dieron las 12 de la noche en la carretera, y un conductor, que tampoco sabré quién es, nos saludo con señas de luces. Existió por segundos, y marcó mis recuerdos. Impresionante.

Hace algún tiempo me preguntaba, luego de ver a la hija de unos amigos de mis papás -que tiene mi edad- y que iba a mis cumpleaños cuando niño, ¿Qué hubiera pasado entre ella y yo si nosotros no nos hubieramos cambiado de ciudad? Quizás nada, quizás mucho.
Quizás a muchos les ha pasado lo que ocurre al final de El Efecto Mariposa, que en la calle cruzan miradas con alguien “desconocid@” pero que sin embargo, parece no serlo.
No sé si será reencarnación, vidas paralelas, existencias múltiples, no lo sé.
Sólo sé que no he podido dejar de pensar en todas las existencias (vidas) que tenemos la suerte o la mala suerte de conocer durante nuestras vidas. Conocidos, amigos, pololas, compañeros de curso, primos, tíos, abuelos, padres, hermanos, y todos marcan nuestras vidas, nuestros recuerdos y nosotros a ellos. ¿Seríamos los mismos si hubiéramos conocido a otras personas?
Me pregunto cuántas personas jamás conoceremos, y quizás cuán importantes serían para nuestras vidas. Además, cuántas nos quedan por conocer o estamos comenzando a conocer y quizás marcarán nuestro futuro, nuestro destino. Quizás alguien que conociste ayer, ya está cambiando sin quererlo el curso de tu existencia.
A veces aún pienso que ese alguien especial está en alguna parte esperando conocerme y yo a ella, quizás nunca la conozca. Quizás he pasado frente a ella en la calle.